Si te gusta la peculiar narrativa de novia/mamá halo infinito Girando con Master Chief, la mascota de la franquicia desde hace mucho tiempo, y sus compinches de IA, es posible que desees estar atento a dónde irá Aaron Lind (uno de los escritores principales del juego) a continuación.
Lind, quien ha obtenido muchos créditos de escritura de alto perfil en su carrera hasta la fecha, es reconocido como el diseñador narrativo principal de Halo Infinite, que cuenta con lo que nuestro propio Alex considera que es la «experiencia definitiva de Halo para un jugador».
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Pero justo cuando el último juego de Halo está comenzando a ganar impulso después de su lanzamiento a fines de 2021, Lind anunció que dejará 343 Industries para «buscar nuevas oportunidades en 2022».
«Noticias contradictorias: dejaré 343 Industries para buscar nuevas oportunidades en 2022. Fue una decisión muy difícil; Halo Infinite seguirá siendo uno de los logros de mi carrera que más me enorgullece por el resto de mi vida. Estoy muy agradecido de estar involucrado ,» él dijo en un hilo en twitter.
«Me gustaría agradecer a mis queridos colegas de 343 por hacer el mejor juego en el que he estado involucrado, a nuestro increíble equipo de doblaje por elevar nuestro trabajo en cada entrega de línea y a nuestros jugadores por acompañarnos en este viaje loco. Chicos en 2021 es un año muy especial para mí».
En su currículum, Lind señaló que ahora es un escritor narrativo senior en Riot R&D, el brazo de desarrollo secreto del desarrollador dedicado a explorar nuevos géneros, experiencias de juego y proyectos. Bien.
Linde ha trabajado principalmente en tiradores antes: Battleborn, Gears of War 3 y Halo Infinite son los cabezas de cartel de su cartera. Entonces, ¿hará algo similar en Riot? Queda por verse. Sin embargo, no espere escuchar nada pronto.
Con suerte, Linde no se dejará influir por la (ahora infame) cultura corporativa de Riot que recientemente llevó a la compañía a aceptar resolver una demanda colectiva contra la compañía por discriminación sexual que le costó al estudio 100 millones de dólares.
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